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Foto del escritorPatricia Uribe

¿Por qué las personas se suicidan?


Hace unos días, en una reunión con amigos, el tema del suicidio salió a la luz como ha salido en mi casa y seguramente en las de ustedes mil veces.


Cada vez que sabemos de algún joven o persona que se suicida, sin lugar a dudas, nos pone de una manera muy cruda en la realidad de nuestro propio presente. 


Oigo con frecuencia la frase de “¿Por qué le haría esto a sus hijos, a su familia, a sus padres?”. 


La verdad es que nadie quiere “hacerle daño a los demás” cuando toma una decisión como la de dejar este mundo, “antes de tiempo”. Realmente en lo último que está pensando es en los demás. 

Una persona que decide suicidarse, o para quien el tema es una posibilidad, (aclaro que para muchas personas esta no es una salida que siquiera consideren) lo que le sucede es precisamente que no logra ver la luz. No ve salida a una situación o situaciones y de alguna manera se rinde.

 

Se rinde a seguir tratando de ver la vida desde otra perspectiva, se encierra en su ego, en su mente, y no da cabida a sus ángeles, guías o maestros quienes tratan de hacerle ver que siempre, siempre, las cosas cambian. Que lo que está viviendo es solamente un aprendizaje y que puede cambiar por dolorosa que sea la situación. 


En su libro “Angeles en mi cabello”, la autora Lorna Byrne dice que sabe cuándo una persona está teniendo pensamientos suicidas, porque su ángel de la guarda no está a su lado como suele suceder, está fundido en un abrazo de amor. Trata de dar todo el amor que la persona no está logrando percibir a su alrededor.


Por tanto, lo primero que me viene a la cabeza cuando pienso en un suicida es la palabra “soledad”. Creo que se sienten tan absolutamente solos que no ven el gran amor que hay a su alrededor en la mayoría de los casos. 

Y aclaro, la soledad que siente la persona no tiene nada que ver con la realidad que ven las demás personas. Una de las cosas que viví con mi madre en algún intento de suicidio, antes de que fuera una realidad, fue la sensación, frustrante por demás, de no poder “tocar su alma”. Hoy sé que así era, tal cual, cuando ella se encerraba en sus propios pensamientos. 


Me refiero a que no lográbamos que ella viera y sintiera el cariño, amor y afecto que sus hijos, esposo, hermanos y amigos sentían por ella. 


Que era realmente una persona valiosa para su familia y para su comunidad. Solo que ella no podía verlo. Simplemente no lo veía. 


Lo siguiente que sucede son las miles de preguntas que surgen. Expongo acá las dos que en mi caso fueron las más fuertes. 


¿Habríamos podido cambiar la decisión que tomó el ser querido si nosotros hubiésemos hecho tal o cual cosa?


La verdad es que no hay nada que hubiésemos podido hacer o que hubiésemos hecho para que lo sucedió no hubiese sucedido. La realidad es que cada uno de nosotros es responsable de nuestra relación con las cosas que acontecen en nuestras vidas, y eso se aplica tanto para nosotros como para los demás, y claro, la persona que decide acabar con su vida.


El único responsable es la persona misma. 


Trabajando con los ángeles he aprendido que ninguna situación o acontecimiento es ni malo ni bueno por si mismo, solo ES, sólo existe.  

El matiz que cada uno de nosotros le dé, luz u oscuridad, bueno o malo, negro o blanco o cualquier intermedio, solo está relacionado con nuestra mente.  Es ella la que nos dice que un día soleado es alegría y oportunidad de salir al aire libre, o es calor y sofocación y por tanto una experiencia desagradable. El día soleado es solo eso, un día soleado.


Así que no hay culpas. No hay responsabilidad de nadie en el hecho de que una persona acabe con su vida, fue su decisión y se debe respetar. Aunque no se comparta. 


¿Es “Pecado” suicidarse? ¿Mi ser querido será castigado de alguna forma?.

Para los que crecimos en un ambiente religioso, ya sea católico, protestante, cristiano o judío esta no es una pregunta trivial. Pues al dolor de lo acontecido y la pérdida se suma esta cuestión que dependiendo de a quien le preguntemos va a ir en una u otra vía. 


En mi trabajo como sanadora energética arcangelical, y mis estudios al respecto, he llegado a la amable conclusión de que no hay ningún tipo de castigo “del otro lado”.


La verdad es que todos nosotros somos seres de luz viviendo una experiencia humana, por tanto, venimos de la luz y el amor y allí volvemos. 

No pareciera ser una “salida” programada de este mundo, es decir, no parece que fuera parte del plan del alma. Es claro que para los que quedamos es un aprendizaje, es decir, los cuestionamientos que surgen son sin lugar a duda una oportunidad para nuestra propia alma de aprender sobre el amor incondicional, sobre el miedo y la soledad. 


En su libro “El Plan del Alma” el autor Robert Schwartz, habla del caso de un joven que se suicida porque no pudo manejar el hecho de la muerte de su padre. Simplemente se cerró a todas las cosas buenas que tenía en su vida incluyendo una madre que lo adoraba. 


Este joven puede desde “el otro lado”, desde el ámbito espiritual, entender qué fue lo que dejo de ver por su tristeza y puede “ayudar” a otros seres de luz, o bien a “ver” otras alternativas en su tránsito por la tierra, o bien recibirlos en el mundo espiritual y ayudarles a ver que no hay daño en lo que hicieron y que también allí hay otras oportunidades de aprender. 


Lo que veo es que somos como niños de cuatro años que van a la escuela. Estos niños no tienen consciencia de que en el tránsito diario de casa al colegio hay un motón de adultos que están velando por ellos. Sus padres, sus nanas, sus profesores, los encargados del colegio, mucha gente. Ellos solo ven que van a clase a aprender a colorear por ejemplo, y pueden decir a su madre al regreso que pasaron felices o que no pudieron hacer el dibujo que la maestra les pidió. 

La madre sabe, sin lugar a dudas, que su hijo eventualmente podrá terminar el curso y hacer su aprendizaje, sabe que crecerá y que como a todos, la vida le irá mostrando el camino. 


De igual manera nosotros, seres de luz perfectos, venimos al mundo, ciertamente con guías, maestros y ángeles, para acompañarnos y ayudarnos en nuestro transitar por este planeta en específico que llamamos tierra. 


Eso somos nosotros, seres de luz que vinimos a la tierra a aprender desde una Experiencia Humana. No pasa nada más, ni nada menos que eso. Somos intocables, nada nos puede dañar en el plano espiritual y “siempre estamos a salvo, todo está bien”.  


Espero que este blog te haga pensar y reflexionar sobre los suicidas y que traiga paz a tu alma si has tenido alguien cerca que decidió acabar con su vida. 


Recibe un abrazo de luz, 


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