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Foto del escritorPatricia Uribe

¿Cómo ser felices?


En los últimos días he venido pensando mucho en que decir cuando me preguntan, ¿cómo puedo ser feliz?


Realmente pienso que es una pregunta de muchas personas, más de las que quisiéramos.


Las personas se sienten infelices porque están solas, porque sienten mucha presión a nivel financiero, porque sienten que no hay comunicación en sus vidas, que están viviendo de una forma monótona y han perdido su chispa, su razón de vivir.


En otras palabras, se sienten atrapadas y sin libertad. Sienten que la vida no tiene sentido.

Hace unos días me hablaban de “El mito de Sísifo”, (Ensayo de Albert Camus). Sísifo fue condenado por los Dioses a empujar una roca eternamente hasta lo alto de una montaña, desde donde la piedra volvía a caer por su propio peso.


Sísifo baja de nuevo la montaña, a veces triste, a veces alegre, y vuelve a empezar sin descanso. Los dioses pensaron que no hay peor castigo que el trabajo inútil y sin esperanza.


A pesar de esto, que es como vemos a veces la vida, Camus concluye que el camino a la felicidad pasa por aceptar que el mundo, aunque absurdo, vale la pena abrazarlo, aceptarlo y asumirlo.


Sin querer profundizar más en la mitología griega, encuentras que la pregunta de ¿cuál es el camino a la felicidad? es de tiempos muy antiguos.


¿Qué es por tanto la Felicidad que tanto perseguimos?


Muchos te dirán que la felicidad es un estado del ser y no es en definitiva una meta.

Tendemos a pensar que voy a ser feliz cuándo tenga dinero, cuando no tenga deudas, cuando mis hijos me hablen, cuando no esté enfermo, cuándo pasen mil cosas.


Sabemos por infinidad de ejemplos que las metas logradas o no logradas no traen felicidad. Con frecuencia vemos que personas que soñaban con ser ricas, desde el punto de vista económico, disfrutan de la búsqueda, pero encuentran que son infelices una vez lograda la libertad financiera.

También vemos con más frecuencia de la que quisiéramos, personas ricas y famosas inmersas en las drogas o que se suicidan por no lograr encontrar sentido a sus vidas.


La idea de felicidad no es más que eso, una idea. Y dado que cada uno de nosotros crea su experiencia de vida desde su pensamiento, la respuesta a ¿qué es la felicidad? es tan individual y personal como gente hay en la tierra.


No hay una respuesta correcta o incorrecta, no hay una respuesta realmente.


¿Qué es por tanto la felicidad? Creo que la primera pregunta que hay que hacerse es una muy personal y profunda. ¿qué es para mí la felicidad? Pon cuidado y analiza tu respuesta.


Si me dices que tu felicidad es dinero o recursos financieros, te preguntaré para que quieres el dinero. ¿Qué que harás cuándo tengas esos recursos?


Si me dices que lo anhelas es amor de tu pareja, o mejor aún una pareja con quien compartir tu vida, te diré, ¿dónde está tu amor propio?, ¿dónde tu propia autoestima?, ¿dónde tus hobbies, tus dones, tus habilidades?


Si me dices que te sobra tiempo, te diré ¿Qué quieres hacer con tu tiempo?


Cuando ponemos nuestra posibilidad de ser felices en que algo ocurra por fuera de nosotros, que alguien me quiera, que alguien me vea, que otro me de permiso para actuar, que mágicamente llegue el dinero, la casa, el carro, el amigo etc. Realmente estamos entregando el timón de nuestro barco, el timón de nuestra vida y se lo estamos entregando a la nada, a alguien que no existe, a un fantasma del pasado o del futuro pero fantasma al fin.


La felicidad está en nuestra libertad. En la libertad de poder hacer aquello que amamos, aquello para lo que somos buenos y aquello con lo que podemos ayudar a otros.


Todo esto si te fijas, está realmente dentro de ti, no por fuera.

El camino a la felicidad pasa por el coraje y la valentía de mirar hacia adentro, encontrar nuestros dones, habilidades y afectos y arriesgarnos a ponernos en sintonía con lo que amamos, sin miedo.


Está por tanto en el coraje y la valentía de enfrentar nuestros miedos, estar dispuestos a verlos y ver que son humo, solo una cortina de humo.


Tenemos que estar dispuestos entonces a traspasar la cortina con alegría.


Es miedo al qué dirán, miedo a que me juzguen, miedo a creer que no puedo cambiar porque tengo tal edad, miedo a creer que, si no me doy a los demás, los demás no saldrán de sus propios miedos, etc.


Es una cadena infinita de justificaciones.


Felicidad es por tanto arriesgarnos a tomar el timón de nuestro barco, aunque no sepamos navegar, y saber que ya aprenderemos por el camino.


Es el valor de hacer lo que muy adentro de nosotros, en nuestra esencia misma, sabemos que podemos hacer. Es oír a nuestros ángeles, guías y maestros y tomar acción. Es seguir nuestra voz interior, nuestra brújula. Es mirar adentro, no afuera, y estar dispuestos a izar las velas y navegar al viento.


Es tomar el riesgo de “equivocarnos” y saber que podemos salir de nuevo si el barco encalla, que podemos virar si el viento cambia y que podemos disfrutar el paseo.


Es reconocer que somos seres de luz perfectos, inmortales y eternos. Por tanto, la vida en sí misma no es más que una aventura. Es un viaje a lo desconocido y ese viaje puede ser maravillosos si así lo deseas.


Solo debes entender que realmente nada, absolutamente nada, te impide ser feliz aquí y ahora.

Somos los artífices de nuestras experiencias de vida, lo hacemos desde nuestros pensamientos y de forma automática, a un punto tal que ni siquiera nos damos cuenta de lo que hacemos.


Si empiezas ahora mismo a notar que no eres tus circunstancias, que no eres lo que tus maestros o padres dijeron de ti, lo que tus jefes amigos o vecinos dicen de ti, que no eres lo que los demás creen que eres, sino solo lo que tú mismo crees que eres, puedes dar comienzo a un viaje maravilloso hacia la felicidad.


Y puedes conseguirla ya, ahora mismo, hoy.


Empieza por notar tus pensamientos y tus palabras. Nota que lo que “crees” que es real y das por cierto, realmente solo es “real” en tu mente. Aquellas cosas solo son “ciertas” dentro de la maraña de aprendizajes y significados que das por sentados en tu vida.


Nota que, si la “realidad” fuera tan “real”, todas las personas del mundo, sin excepción, se sentirían igual que tú en las circunstancias que vives.


¿Realmente crees que los 7 mil millones de personas que hay en el mundo se sentirían igual que tu ante tus circunstancias?, o algunas darían gracias por el cambio a mejor y otras por tener amor y comprensión, otras darían gracias por el techo, por el amor, por el vehículo, ¿por mil cosas?

¿Dónde está entonces la “realidad”, sino en tu cabeza?


La buena noticia es que, dado que la felicidad no es más que un conjunto de ideas, puedes buscarla y encontrarla con solo poner atención a como funcionas y estar dispuesto a aprender de nuevo, a maravillarte de nuevo como cuando eras un niño, ante ideas nuevas.


Bienvenido a este nuevo entendimiento.




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